Lo más interesante sobre el proceso contra Eulàlia llevado a cabo el año 1424 es lo detalladamente que se describen las prácticas con las que se acusaban a esta mujer, considerada oficialmente una de las primeras “metzineres” -envenenadoras- de Catalunya.
Eulàlia llegó a Molins después de un matrimonio fallido, pero poco tardó en ser expulsada de la casa del hombre con quien vivía, según se cuenta, por robar y hacer brujerías. Así pues, ella se casó con un hombre que ella misma afirmaba que era impotente, y por las noches y algunos días se iba con el hombre que la había echado previamente, algo que era de dominio popular.
No obstante, el pueblo entero sabía todas las pequeñas prácticas que Eulàlia llevaba a cabo. Una vez, su amante abrió su bolsa en público y encontró en él muchos trapos con múltiples nudos, juntamente con una piedra imantada, la caramida; según Eulàlia, los trapos y la piedra servían para mantener uniones de pareja -aunque no se sabe si se refería a la unión con su amante o su marido.
Otra de las prácticas que se relataron durante el proceso contra Eulàlia era el hecho de que ella guardara o hiciera figuras de cera y les clavara alfileres, prueba inequívoca de su relación con prácticas folclóricas antiguas.
Finalmente, su amante, convencido de que Eulàlia lo había seducido con brujería, contó al juez que ella tenía pelos suyos, y que con ello seguramente también conseguía que él volviera a querer verla una y otra vez.
Fuentes:
Catàleg de l'exposició "Per Bruixa i Metzinera" del MHC
Fuentes:
Catàleg de l'exposició "Per Bruixa i Metzinera" del MHC